Muchas veces
por no saber cómo limpiarnos
los oídos hacemos que estos se inflamen, porque en la mayoría de ocasiones
cometemos el error de utilizar elementos extraños como hisopos o palos de
fósforo para extraer el cerumen, consiguiendo con esto: introducir más la cera
e impactarla en la profundidad del
conducto auditivo externo
(CAE), y
alterar el pH del CAE
y el contenido de ácidos grasos y lizosimas del cerumen, disminuyendo
así la capacidad de defensa contra los gérmenes.
El cerumen está formado por secreción de las glándulas ceruminosas
de la porción externa del CAE, restos de pelos y descamación epitelial. Cumple
una función protectora y fisiológicamente es movilizado desde la parte interna del
CAE hacia el meato auditivo. El tapón de cerumen es una de las consultas más frecuentes en
otorrinolaringología y sus síntomas son: hipoacusia leve que es descrita como
sensación de oído tapado y en ocasiones tinitus.
El doctor Horacio Marulanda,
director del CENTRO DE OTORRINOLARINGOLOGÍA "OTHORYAND", afirma que
en estos casos es mejor extraer el
cerumen, tratamiento que se hace a
través de la técnica de irrigación; el
mismo que se hace con agua (en algunos
casos se le agrega antiséptico) a 37ºC,
para evitar la respuesta calórica vestibular. Se utiliza una jeringa especial
de gran capacidad con punta redondeada. El chorro tiene que tener una potencia
suficiente para desimpactar el tapón y debe ser dirigido a la pared posterior
del conducto para evitar la perforación timpánica traumática. Luego de haber
extraído el tapón hay que realizar una otoscopía para verificar la indemnidad
del tímpano.
Jr. Las Dalias 1625 -Lima 01
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